¿Cuántas películas habéis visto en las que la protagonista es una chica modesta con mala suerte en los asuntos del corazón? ¿Y en cuántas ella tiene un amigo gay que siempre la ayuda? ¿En cuántas le rompen el corazón hasta que aparece el hombre ideal? ¿No estáis cansadas de los mismos argumentos?Pues bien, yo soy una de esas chicas modestas que no tienen suerte con los hombres. Tampoco busco demasiado, y como vivo en una ciudad pequeña, la oferta es más bien limitada. Me llevo algún que otro berrinche amoroso, aunque intento no amargarme. La desilusión me dura veinticuatro horas como mucho, porque para quitarme las penas ya tengo a Tito, mi compañero de piso, un treintañero cañón, divertido y heterosexual por los cuatro costados con el que, además, de vez en cuando mantengo alguna que otra charla trascendental. A Tito lo quiero a rabiar, y todos piensan que somos la pareja perfecta; no lo niego.Sin embargo, no solo no somos pareja, sino que hay más... mucho más... Tapa blanda